Historias que no son divertidas, tampoco hablan de un mundo intacto. Tratan de marginados, de la opresión y de la discriminación racial, de la guerra, de conflictos en el ámbito individual y social, de prejuicios, de separaciones matrimoniales, de hambrientos, de alcohólicos... Son preguntas y no respuestas, que exigen la conversación entre el niño y el adulto.
"Nos cuenta cómo afectan a los chicos los males que la sociedad misma ha creado"
(El País).
"Cuentos de un tono bien distinto y de una calidad innegable"
(Núria Ventura).
"Auténtico revulsivo en el campo de la literatura infantil... Aún hoy, por su autenticidad, consigue plenamente el objetivo de la autora: incomodar al lector, obligándole a buscar respuestas a multitud de interrogantes de plena actualidad"
(Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, CLIJ.)