Reconocido por todos como una joya única de la literatura española, el Romancero atesora una genuina manifestación de nuestra historia, de nuestros antiguos y modernos modos de ver la vida y transformarla en arte. Nacidos del genio popular encarnado en los juglares, nuestros romances fueron durante mucho tiempo un medio de entretenimiento público, de celebración de acontecimientos históricos o legendarios y de íntimo desahogo lírico. Así se desarrolló el Romancero Viejo. Y su inmenso legado queda para siempre como una de las más altas representaciones de la literatura oral de un pueblo.