Cuantas veces nos han dicho lo importante no es caer sino levantarse o cuantas otras hemos presenciado en primera persona, o en personas ajenas, al padre que ante una caída de su hijo y el consiguiente llanto de éste: los niños no lloran, y el niño se levantaa con fuerzas que aún teniéndolas antes no había conseguido encontrarlas hasta oír la voz segura y firme del padre.