«Las Leyendas» publicadas en la sección literaria de los periódiocos en que colaboró (1858-1864), se pueden considerar como escritos de circunstancia, relatos individuales sin intención de ser publicadas en su conjunto. Aunque las leyendas recogidas en esta antología guardan una cierta unidad temática que se corresponde con la idea de leyenda que el autor concebía. No invernta paisajes ni monumentos, sino que los recoge de la realidad. Más aún, para el autor, son pruebas fehacientes de que la historia es verídica.